Morales Bello y los «jeeps» del gobierno de Lusinchi (Parte I)

Ya en 1991, estando fuera del poder, a Jaime Lusinchi se le acusaba de graves delitos de corrupción sobre su mandato culminado en 1989. La disputa de Lusinchi era no solo contra la oposición, sino contra los medios de comunicación, claros actores principales de la llegada de Hugo Chávez al poder.

En mayo de 1991 se discute en el Senado el informe de la Comisión Especial para el estudio «de las irregularidades administrativas» en el gobierno del Dr. Lusinchi.

David Morales Bello intervino, esencialmente, para repasar los antecedentes sobre juicios políticos hechos por el Congreso y sostiene los límites constitucionales a los que el mismo congreso está sujeto en esa materia. Señala con frecuencia borrosos límites entre un juicio político y un juicio e investigación policial que compete a otros poderes del Estado. Señala que ya los hechos relacionados con los vehículos rústicos en Miraflores han sido investigados por la fiscalía, que elevó a la Corte Suprema de Justicia el caso, y solamente se espera su dictamen.

Y de nuevo, a DMB le tocó la tarea más compleja: el caso de los jeeps de Ciliberto.

De antemano anticipamos que esta será una serie de varios artículos, pues nos proponemos extraer con pinzas el discurso de DMB en la tribuna de oradores.

Decía Morales Bello que AD no se oponía a ninguna investigación:

«No nos oponemos a una investigación que tuviese que ver con hechos transcurridos durante el gobierno de Jaime Lusinchi, sino que nos manteníamos firmes en la posición que habíamos adoptado en abril de 1980, cuando, al discutirse en ámbito parlamentario el informe`presentado por la comisión de diputados que investigó los hechos del caso Sierra Nevada, habíamos impugnado la procedibilidad de las conclusiones de ese informe, por considerarlas contrarias a la Constitución».

Más adelante expone que un asunto clave: años antes, también se intentó hacer lo mismo en el caso Luis Herrera Campíns, y según alegó DMB, «con la misma firmeza nos negamos a votar esa proposición  (…) es con esta misma fundamentación que AD en el Senado, guardando respeto por la seriedad que consideramos comprometida, ha venido al debate hoy a ratificar lo que creemos debería constituir un impedimento de orden jurídico para que se considerara la proposición «declaratoria de responsabilidad política». 

Y es que para Morales Bello, por razones técnicas, era imposible discutir un informe que contrariaba los principios de la Constitución.

En los siguientes ocho artículos vamos a extraer pieza por pieza esta crucial intervención del doctor Morales Bello, que desmonta mitos pero también acepta verdades.

El día que Morales Bello no se dejó provocar por los copeyanos

Hemos dicho que David Morales Bello (DMB) era un maestro de la oratoria. Un gladiador en justa competencia con el adversario. Para la sesión de mayo de 1991 en la que se discutían presuntas irregularidades administrativas, el senador adeco hizo un llamado a la cordura en los debates.

Ahí estaba otra vez DMB, no defendiendo a CAP ni a Lusinchi, sino a la majestad del Poder Legislativo. Consciente de cómo estaba la situación, DMB pidió la famosa tribuna de oradores para pronunciarse. Le fue concedida.

Pero DMB no arranca hablando de Lusinchi. Las primeras palabras de un discurso son clave en política, y aunque en los próximos capítulos dedicaremos in extenso el discurso de DMB sobre Lusinchi y los famosos «jeeps de Ciliberto», no obstante, no podíamos en esta redacción un «detalle» del que se percató DMB.

Tras saludar a sus colegas parlamentarios, arrancó justo con estas líneas:

«Me siento convocado a rescatar el maltratado respeto que todos debemos tener a este órgano del Poder Legislativo del cual formamos parte., y por eso mismo, me propongo no atender provocaciones al margen de la materia que reclama nuestro análisis, a los fines de replantear la situación en los términos  que reclama el informe sometido a consideración nuestra».

Los ataques de Copei y los partidos minoritarios del Congreso debilitaron la alta calidad tradicional del Poder Legislativo, y se estaba ya convirtiendo en un ring de boxeo.

Por eso DMB,el hombre de la concordia, el estratega de la paz, se estaba anticipando a la debacle del debate político de Venezuela, que se agudizó entrado el siglo XXI.

Morales Bello se sube al ring para desmontar «argumentos procedimentales» de Copei

Al presidente Jaime Lusinchi (1984-1989) le correspondió enfrentar una dura situación económica ligada con una batería mediática en su contra, que lo condujo, ya siendo expresidente, a proferir las siguientes palabras a un periodista de la extinta Radio Caracas Televisión:

«Marcel Granier ha puesto su emisora al servicio de la calumnia contra Jaime Lusinchi. ¿Y sabe por qué? Porque Marcel es un cobarde».

Pero volviendo al punto inicial, urgía la ayuda del Congreso para que Lusinchi pudiera implementar medidas económicas de tipo monetario, fiscal y cambiario. De hecho, con bajos precios del petróleo, logró construir más de 320 mil viviendas. También ordenó la construcción de hospitales, escuelas, universidades, bibliotecas, líneas del Metro de Caracas, entre muchísimas obras.

Se discutía en marzo de 1984 la posibilidad de facultar a Lusinchi con «poderes especiales» para solventar la crisis. Algo así como una ley habilitante pero del siglo XX.

En la Cámara de Diputados, Acción Democrática proponía que la sesión fuera bicameral (senadores y diputados), al tiempo que Copei se negaba a hacerlo «por razones procedimentales».

Las razones «procedimentales» quedaron absolutamente desmontadas por David Morales Bello, recordándole a los copeyanos el pasado reciente:

«Como punto de información, quiero recordar a la Cámara que sí hay precedentes parlamentarios sobre la conversión de una reunión de Cámara en reunión de cámaras conjuntas. Cuando aquí se propuso el debate sobre la materia del «Sierra Nevada» pasamos de la discusión iniciada en la Cámara de Diputados a discusión de cámaras conjuntas. Yo creo que cuando el diputado Eduardo Fernández  propuso la designación de la comisión bicameral, estaba pensando en la procedibilidad de esta conversión de reunión de Cámara de Diputados en sesión de Cámaras conjuntas. Creo que con el recordatorio, el diputado Gustavo Tarre Briceño debe tener clara la situación».

El curso del debate, pruebas en mano, se pudo demostrar que era absolutamente lícita la propuesta de sesión de cámaras conjuntas. Un round ganado para David Morales Bello.