Morales Bello y los jeeps de Lusinchi: «La mismísima actitud» (Parte II)

Decíamos en la primera parte de esta entrega de nueve artículos sobre la estrategia de defensa de David Morales Bello en el Congreso sobre las acusaciones de corrupción contra Jaime Lusinchi, que Acción Democrática no se oponía a investigación alguna, pero que tampoco podía violarse la Constitución al declarar responsabilidad política del expresidente, ya en ese entonces senador vitalicio.

En esta segunda parte ahondaremos en las argumentaciones de Morales Bello, que pronunció un extenso discurso en la tribuna de oradores del Congreso:

«Del contexto de los discursos pronunciados por los diferentes senadores de Acción Democrática en una sesión del 27 de marzo de 1990, a la cabeza de ellos el actual presidente del Senado y del Congreso, doctor Pedro París Montesinos, se desprende que nos movía una preservación del orden institucional al cual debíamos respeto, entre otras razones, por el ejercicio de las funciones que debíamos cumplir como integrantes de las cámaras legislativas nacionales».

Era entonces, pues, punta de lanza de Morales Bello los antecedentes del caso Luis Herrera Campíns y la preservación de las instituciones, esenciales para sostener un sistema democrático que 8 años después implosionaría con la llegada de Hugo Chávez al poder.

Esta intervención (larga y ovacionada) de Morales Bello se produjo en mayo de 1991.

«Por cierto, la mismísima actitud que habíamos asumido en oportunidad anterior cuando, por proposición del diputado Orlando Fernández, se buscó por todos los medios que Acción Democrática sumara sus votos para que se abriera una investigación sobre las responsabilidades atribuibles al expresidente Luis Herrera Campíns, para aquel entonces ya senador vitalicio, y con la misma firmeza nos negamos a votar esa proposición, manteniéndonos en la posición de carácter esencialmente principista que habíamos asumido».

Es decir, el argumento de quiebre para la Copei, que empujaba por una declaratoria de responsabilidad política contra Lusinchi, fue su propio pasado explicado por Morales Bello: se trató en su oportunidad de hacer lo mismo con Luis Herrera, y AD se negó.

En el curso del debate contra Lusinchi, AD mantuvo la misma posición. Un asunto de principios. David Morales Bello creía en principios no solo doctrinarios, sino que además, era fiel partidario de los tecnicismos jurídicos y un potente defensor de la democracia cuya génesis fue la Revolución de Octubre de 1945.